El liderazgo se aprende ejerciéndolo

Según manifiesta Eduardo P. Braun, especialista en temáticas de liderazgo, en el diario El Cronista, los grandes ejecutivos y políticos globales gestionan la cultura y las emociones para obtener mejores resultados. Según este especialista, los directores de pequeñas y medianas empresas pueden aprender de estas situaciones.

A la hora de hablar de liderazgo, Braun, explicó que pasó años entrevistando a líderes ejecutivos y políticos y analizando la información obtenida llegó a la conclusión de que aunque se tratara de perfiles muy diferentes entre sí, todos contaban con denominadores comunes a la hora de gestionar.

Según escribió en su libro Las personas primero, los grandes líderes gestionan la cultura y las emociones para obtener mejores resultados. Braun explica la importancia de generar y gestionar las emociones positivas que multiplican el desempeño individual y el colectivo. Según su visión esto tiene una gran relación con aquello que se ve en el terreno del deporte: cómo un equipo que siente espíritu como tal, con un propósito superior, con orgullo de pertenecer, funciona 10 veces mejor. Esto mismo ocurre con una organización. Braun manifiesta: “El liderazgo es transformar la realidad con la gente y para la gente. Para hacer esa transformación hay que estar convencido y ser apasionado. Solamente el que es apasionado y cree profundamente en lo que está proponiendo puede indicar a los otros a unirse a esa cruzada, a esa iniciativa”.

Cuando se trata de hablar acerca del liderazgo como una habilidad innata o adquirida, Braun asegura que los líderes dicen que algunas cosas son innatas y otras se aprenden. Pero aprender no sólo tiene que ver con el ámbito universitario, sino que tiene que ver con lo que se aprende a lo largo de la vida y en todos los ámbitos. Y subraya: “Las grandes características de un líder son curiosidad y confianza. Luego, todos pueden aprender del mismo modo en que se aprende estrategia o marketing. A diferencia de estos, que son conceptos básicamente intelectuales, el liderazgo es vivencial. No se aprende a nadar con un manual, sino tirándose a la pileta. El liderazgo se aprende tirándose a la pileta, ejerciéndolo.”

Con respecto al tema de las emociones, se relaciona con el propósito que uno tenga, cómo hacer para sentir su pertenencia a un equipo.

Sin dudas, el liderazgo es un camino personal, uno se impone el propio limite. En los modelos centrados en las personas, el empleado es más importante que el cliente. Cuando se trata al empleado de una forma privilegiada, él va a poder atender mejor a su cliente.

A la hora de implementar esto, hay estudios que indican que las empresas en las que se genera mayor confianza, mejor ambiente laboral, que se ocupan de las personas tienen 50% más de rentabilidad que los comparables donde el ambiente laboral es muy malo. Tienen 65% menos de rotación dentro del personal. Tienen gente más comprometida y más feliz. “En la empresa histórica, por así llamarlo, eras un cerebro que tu cuerpo traía a la oficina. Si conseguís traer el cerebro, el cuerpo y el corazón de la gente, va a aumentar la rentabilidad. Quiere decir, aprender a delegar, a que te importen las personas, a que te importe cómo están profesionalmente, ayudarlos en el desarrollo personal. Si el dueño empieza a vivir una cultura organizacional castradora, explotadora, cree que está aprovechando mejor las horas hombre pero, en realidad, lo que está haciendo es dejarlas sin corazón”, detalla Braun.

Siguiendo en esta línea Braun recomienda que al equipo de trabajo hay que motivarlo: “La gente por un sueño se levanta. Ese sueño tiene que ser inclusivo. Y hay que ocuparse más de las personas.” Si se logra que la gente esté orgullosa de trabajar con usted, la empresa va a ser más rentable.